
Diego Martín Velázquez Caballero
El proceder del Secretario de Educación Pública, Mario Delgado, ha generado controversias entre los puros y reformistas en la Cuarta Transformación; puede establecerse como un sano debate entre los grupos subalternos y las alianzas pragmáticas del gobierno en curso, o bien, la señal clara de la forma en que el lopezobradorismo sigue marcándole el ritmo a Claudia Sheinbaum.
La educación pública en México, sin duda, tiene una enorme tarea en lo que se corresponde con la alimentación; sin embargo, existen también otras discusiones que son igual de importantes. La reforma educativa de la Cuarta Transformación no se ha implementado y materializado en forma mínima; apenas existen formas básicas para entender qué tipo de educación y cultura busca promover Morena entre los mexicanos.
Aunque el diálogo entre el Secretario de Educación Pública y el sector empresarial puede considerarse como una forma básica de negociación en las democracias, lo cierto es que la Cuarta Transformación disminuye, como cualquier gobierno, el mecanismo de la participación colectiva para la toma de decisiones. Es cierto que la democracia participativa tiene sus bemoles, los especialistas de la burocracia tienen que tomar las decisiones en forma inmediata; sin embargo, el apresuramiento de Mario Delgado y su particular estilo de gestión, demuestran que las negociaciones están más allá del cabildeo. Más allá de los montajes, debates y generación de opinión pública, para algunos malpensados se observa la construcción de la candidatura presidencial de Mario Delgado con el mecenazgo de extraños sectores como ha ocurrido en distintos ámbitos donde participa.
El capitalismo de cuates sigue su marcha plena en México y, al parecer, esta es la estrategia de Mario Delgado. El espacio público se alquila al mejor postor y los contenidos académicos son lo menos importante. Frente a los retos del futuro inmediato: China y Estados Unidos, esto indica que los funcionarios públicos piensan en muchas cosas, menos en organizar un problema y responder efectivamente a la sociedad.
Las becas del bienestar han sido importantes para apoyar a una gran parte de los estudiantes mexicanos; sin embargo, benefician al sector empresarial tradicional como último eslabón, ¿no podría el gobierno mexicano preocuparse más por ofrecer una educación pública que garantice el incremento de las capacidades y competencias para enfrentar el mundo distópico que se está planteado con Donald Trump?
La izquierda lopezobradorista está convocando a paros y movilizaciones para exigir el cumplimiento de la eliminación de la comida chatarra en las escuelas públicas; es irrebatible la importancia del tema, pero es más importante la formación de capacidades técnicas y científicas para el futuro. Indicadores internacionales señalan que hay bastantes problemas académicos en las escuelas públicas de México y ese es parte de un debate que un día debe tomarse en serio. México no puede seguir dándole la vuelta a la implementación de una reforma educativa homogénea y funcional, construida democráticamente y consciente. Cuando la política se salga del tema educativo, habrá una enorme contribución a los problemas de México.